La Concepción del Partido Comunista en el proceso revolucionario  uruguayo

" La revolución no puede ser nunca el producto -como se piensa en algunos sectores de las capas medias- de un impacto genial que despierte súbitamente la emoción del pueblo o de ciertas acciones individuales o de grupos, aislados de las masas. Comprenderá siempre y antes que nada, además de los procesos objetivos, la capacidad de movilizar, organizar y conducir a la lucha a las multitudes populares. Entre otras cosas, el marxismo se diferencia del “blanquismo” y del anarquismo, por la valoración del papel de las masas en todos los aspectos de la acción revolucionaria, inclusive en los planteamientos tácticos inmediatos. El revolucionario que prescinde de las masas, de su movilización y educación le facilita a la contrarrevolución -mas allá de intenciones- la tarea de aislar a los combatientes de la clase obrera, a sus Partidos o grupos. No queremos decir con ello que exista una pared demarcatoria entre las distintas formas de la lucha revolucionaria; proclamamos solamente que la edificación de la fuerza social de la revolución es siempre la tarea fundamental y decisiva. Cuando la revolución madura objetivamente, dos peligros acechan al luchador de la clase obrera y el pueblo: uno, puede ser el del aventurerismo pequeño-burgués, la creencia de que tal o cual receta, tal o cual acto aislado y estridente, siempre y en cualquier circunstancia hará avanzar el curso de la revolución; y otro (que es para el revolucionario una vergonzosa enfermedad), el perder de vista las perspectivas de la revolución, el no percibir el trueno subterráneo que viene anunciando la hora del destino para la clase obrera y las masas populares. Para uno u otro mal (que en jerga de tesis podríamos definir, en un caso, como extremismo pequeño-burgués o infantilismo revolucionario y, en otro, como oportunismo y amoldamiento a tal o cual forma de lucha apropiada a los períodos de lento desarrollo social), no puede haber otro remedio que la construcción sistemática, en el marco de la lucha de masas y teniendo en cuenta todas las formas posibles del movimiento, de la gran fuerza social de la revolución.(Rodney Arismendi Informe al XVIII Congresos PCU-1962)