La guerra del coltán
Manuel Caldas


La peligrosa situación que viven las tropas uruguayas apostadas en la República Democrática del Congo (RDC), nos hace pensar en las verdaderas causas de este conflicto, que ha costado la vida a millones de seres humanos. Antes de adentrarnos en estas causas, introducimos algunos conceptos que ayudarán a comprenderlas mejor.

¿Qué es el coltán?
En las provincias del este de la actual República Democrática del Congo (RDC) se denomina “coltán” a un conjunto de minerales compuestos por columbita (mineral que contiene niobio) y tantalita (mineral que contiene tantalio).

Buena parte del tantalio que consume la industria mundial, proviene de las minas de coltán ubicadas en Brasil (poseedor del 5 % de las reservas mundiales del mineral), Australia (con el 10 % de las reservas), y Tailandia (5 %). El este de la RDC posee el 80 % restante.

El tantalio y sus aplicaciones
Los condensadores electrolíticos de tantalio, llamados así por ser su cátodo de ese metal,  tienen grandes ventajas comparados a los condensadores electrolíticos de aluminio, por ejemplo. Entre éstas, destacan la de una más estable, precisa, y, por unidad de volumen, mayor  capacitancia (carga almacenada por unidad de voltaje), así como baja impedancia para altas frecuencias (para aquellos lectores no familiarizados con esta terminología, la impedancia es, en cierto sentido y grosso modo, para circuitos de corriente alterna lo que la resistencia es a los de corriente continua).

Estas propiedades y ventajas hacen que los condensadores electrolíticos de tantalio sean óptimos para aplicaciones en las que se desea disminuir el tamaño del componente, por un lado, y obtener rendimientos óptimos a altas frecuencias, por otro, como es el caso de los teléfonos celulares. Como dato a tener en cuenta, en un artículo de Ramiro de Altube, publicado en la página web de la agencia de prensa afrol News, se señala que el 60% de la producción de tantalio se destina a la fabricación de “condensadores y otras partes de los teléfonos celulares” .

Por supuesto que los condensadores electrolíticos de tantalio son utilizados en la industria electrónica en general, no solamente dentro de la telefonía móvil: un condensador es componente casi infaltable en cualquier circuito eléctrico. Para ejemplificar esto, baste señalar que la empresa japonesa Sony se vio obligada a posponer el lanzamiento de la segunda versión de su “Play Station”, debido a una escasez de tantalio.

La guerra del coltán
Es difícil resumir en un breve artículo la historia de la primera y segunda guerra del Congo, los distintos grupos aliados involucrados, que comprenden no sólo naciones sino grupos armados rebeldes. Resumidamente, recordemos que en el año 1997 fue derrocado Mobutu por las tropas de Kabila (quien había participado en la campaña del Che en el Congo). El triunfo de la campaña militar de Kabila se debió en parte a la pérdida de apoyo popular (y extranjero) de Mobutu, y en parte a la ayuda que Ruanda, a través de su presidente Kagame, prestó a Kabila.  También Uganda brindó apoyo militar al líder congoleño.

Al triunfar Kabila, se produjo el reparto de las minas congoleñas, en particular de las de sus provincias orientales, entre las compañías “Barrick Gold Corporation, de Canadá,  American Mineral Fields (en la que Bush padre tenía intereses) y la surafricana Anglo-American Corporation”, como indica Ramiro de Altube en su artículo.

Pero la luna de miel entre Kabila y Kagame duró poco, y no debido al sospechoso apellido del presidente ruandés, como algún lector creerá. Pronto se despertó la codicia de diferentes multinacionales, como Nokia, IBM, Ericsson, Siemens, Bayer, y otras, que pusieron gran interés en la región, formándose grupos armados que directamente respondían (y responden) a sus intereses. Entidades económico-militares, conformadas por capitales trasnacionales, gobiernos locales y grupos armados, cuyo poder real reside en las direcciones de las multinacionales involucradas, son las que se disputan el poder y control sobre las impresionantes minas de coltán del este de la RDC. No en vano se le llama a esta segunda guerra del Congo la “guerra del coltán”, que, desde 1998 hasta hoy, ha costado la vida a alrededor de cinco millones y medio de personas .

Actualmente, están involucrados los países de Uganda, RDC, Ruanda, Burundi, Angola, Chad, Sudán, Libia, Zimbabue y Namibia, así como diferentes milicias hutus y tutsis.

Paralelamente al conflicto armado, se lleva a cabo una explotación infrahumana de la fuerza de trabajo que extrae el preciado mineral. En las minas se combina el uso de fuerza de trabajo esclava  y fuerza de trabajo asalariada. Por supuesto que miles de niños son parte de ese proletariado, pues sus pequeños cuerpos les permiten acceder a lugares inalcanzables para hombres adultos. Además, la extracción del coltán es una actividad con un fuerte impacto medioambiental, afectando particularmente a la población de gorilas.

En las provincias de los grandes lagos del oriente congoleño se ponen al descubierto las podridas llagas del leproso rostro de la actual fase del capitalismo: la explotación, la guerra y la agresión al medio ambiente, expresiones todas de la barbarie imperialista.

La MONUC
El coltán es literalmente robado de las minas del oriente congolés por Ruanda y Uganda, que, apoyados económica y militarmente por EEUU, extraen, transportan y procesan el mineral, exportándolo desde aeropuertos ruandeses y ugandeses.

En la web oficial de la Misión de las Naciones Unidas en el Congo (MONUC) se menciona que una de sus tareas principales en la región es “monitorear la implementación del embargo de armas (…) monitoreando la carga de aviones y cualquier otro medio de transporte en puertos, aeropuertos, bases militares y puestos fronterizos en las provincias de Kivú Norte y Sur y en Ituri”.

Evidentemente,  el monitoreo del tráfico de coltán está fuera de los objetivos de la MONUC, ¿O es que, peor aún, está entre estos objetivos, pero no se cumple? He enviado un mail al portavoz de la MONUC, Michel Bonnardeaux,  con copia al Oficial de Relaciones Mediáticas de la MONUC, Charles Gba, planteando estas interrogantes, pero no he recibido respuesta alguna.

Conclusiones
Lenin, en el artículo “El imperialismo y la escisión del socialismo”, escrito en octubre de 1916, repite su concepto de imperialismo y el rasgo esencial que lo caracteriza: el monopolio. Este se manifiesta, entre otras formas,  según Lenin, en “el reparto (económico) del mundo entre los cárteles internacionales. ¡Son ya más de cien los cárteles internacionales que dominan todo el mercado mundial y se lo reparten "amigablemente", hasta que la guerra lo redistribuya!”

¡Qué espantosamente claro es el ejemplo que brinda la guerra del coltán de este reparto “amigable” de los recursos naturales del mundo entre las multinacionales, “hasta que la guerra lo redistribuya”!

¡Y qué bofetada les propina esta horrible guerra a los apologistas del fin del imperialismo!

Ramiro de Altube, ”La fiebre del coltán: el imperialismo continúa”, disponible en: http://www.afrol.com/es/especiales/13258

“Coltan”, Wikipedia, disponible en: http://es.wikipedia.org/wiki/Coltan

V.I. Lenin, ”El imperialismo y la escisión del socialismo”, 1916, Sbórnik Sotsial-Demokrata, núm. 2. Disponible en: http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/10-1916.htm