Forjando la Unidad

Publicamos ahora la segunda parte del artículo de Enrique -un pequeñísimo homenaje a ese gran luchador-.
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Ruben López    06-02-2010

 Una cuestión candente: Crear la central única del proletariado
Abril-Mayo de 1956

Enrique Rodriguez
2ª.parte

LA  CLASE  OBRERA, FUERZA  DE  VAN­GUARDIA EN  LA LUCHA  POR LA  IN­DEPENDENCIA NACIONAL,  LA DEMOCRACIA, LA PAZ  Y EL  PROGRESO

Los avances de la unidad sindical, cons­tituyen un acontecimiento de importancia principal en la vida de la República. En los tiempos actuales, nadie discute que la clase obrera constituye la vanguardia de todas las fuerzas patrióticas, es la gran fuerza social llamada a ser el principal protagonista en la gran tarea de transformar radicalmente la República. La historia coloca en manos de la clase obrera la tarea de forjar sólidos vínculos de lucha conjunta con las masas de los trabajadores del campo, a fin de unir a todas las fuerzas progresistas, en la  lucha antifeudal, antiimperialista.

La clase obrera juega el papel primordial en la lucha por la independencia nacional, la democracia, la paz, y el progreso, y su acción se enlaza naturalmente con el gi­gantesco proceso mundial de la lucha de los pueblos contra el colonialismo y el régimen de la explotación capitalista.

Como es natural, por ello la clase obrera da pruebas de su combatividad contra los planes antipopulares de miseria, represión y guerra.

La República es victima de la doble opre­sión de los monopolios extranjeros y de sus agentes, una pequeña casta de grandes propietarios de la tierra y de potentados de la gran industria. Bajo su dirección, el país se despeña hacia una bancarrota económi­ca de singular gravedad. En realidad, esta crisis es el fruto de la quiebra de una po­lítica, que ha cubierto los últimos diez años de la vida nacional.

 Esta política tuvo los siguientes rasgos: se perdió la favorable coyuntura de la post­guerra, evaporándose las divisas acumula­das, por las "nacionalizaciones" pagadas por encima de su valor real y las adquisiciones de mercancías secundarias; se hipotecó el desarrollo económico, especulando con la perspectiva de la guerra y sometiendo el país al capital norteamericano; se alentó el enriquecimiento de una minoría de oligar­cas de la tierra y la industria, ligados al capital americano y socios de éste en las empresas mixtas controladas por los yanquis; se abrieron las puertas del país a la inva­sión de los capitales norteamericanos que pasaron de 48 millones en 1940 a 200 millo­nes en 1950; los frigoríficos americanos y otros monopolios extranjeros succionaron al país en esta década 81 millones de dólares de sobre beneficios; esta orientación económica tradujo la crisis industrial en la cifra de más de 50 mil desocupados y la clausu­ra o quiebra de múltiples establecimientos fabriles; diversas empresas —particularmen­te metalúrgicas- EGAM, Ferrosmalt, pa­saron al contralor de los imperialistas yan­quis, cuyos capitales y agentes entraron en FUNSA; la crisis condujo a la absorción por los terratenientes de los predios de de­cenas de miles de pequeños y medianos agricultores; esta política se traduce asi­mismo en la desvalorización del peso —que en junio se está cotizando a 4.30 en rela­ción al dólar— y por último, en la merma de las divisas para la importación de ma­terias primas, maquinarias, combustibles, lo que agravará toda la realidad económica.

Ante este panorama critico, las clases do­minantes dóciles al dólar postulan un plan de mayor entrega del país a los norteame­ricanos y de mayor miseria para las masas. Al estilo del Plan Prebisch (Argentina) o del Plan Klein Sacks (Chile) pretenden uno drástica congelación de los salarios, de los sueldos y jubilaciones, y aún su rebaja, co­mo dijo César Batlle. justamente cuando se eleva  el  costo  de  la   vida,  v  los  impues­tos que soportan los masas laboriosas; la liquidación de las conquistas sociales como la ley de Consejos de Salarios,la liquidación de la Industria nacional con el consecuente desempleo obrero; la reducción de las áreas sembradas, y el abatimiento de los precios mínimos a los productores agrarios: el incremento de la explotación, mediante la tan mentada "pro­ductividad": la pretensión de atentar con­tra los derechos y libertades sindicales y democráticas, es la contracara de ese camino "norteamericano" para los proble­mas nacionales.

 La enérgica lucha de los trabajadores Im­pidió en gran medida que estos planes anti­populares pudieran ser llevados a cabo. A los cantos de sirena de quienes predican que hay que "apretarse el cinturón" y aceptar la congelación de los salarios, los trabajado­res han respondido con la lucha por aumentos de su salarios, han logrado aumentos de los mismos, y, gremios que abarcan más de 100 mil trabajadores, han impuesto las convocatorias —que el gobierno pretendía dilatar— de varios consejos de salarios. La huelga frigorífica por otra parte, es un gran combate por aumento de salario y contra la po­lítica oficial de congelación.

Como no podía ser de otra manera, la combatividad del proletariado, alentó e im­pulsó la movilización de otros sectores —funcionarios públicos, jubilados y pensionistas— que con el apoyo de los sindicatos obreros, reclaman aumentos sustanciales de los sueldos, jubilaciones y pensiones, en rudo golpe a toda política de congelación.

Luchando por estas reivindicaciones, la clase obrera defendió con ahínco las liber­tades democráticas y sindicales, derecho de las patronales y el gobierno; los trabajado­res tienen plena conciencia de que la lucha por el mantenimiento de las libertades de­mocráticas y sindicales es la garantía del mantenimiento de las actuales conquistas y de futuros avances.

 SE  CREARON  LAS  CONDICIONES PARA REALIZAR LA META ANSIADA DE  LOS TRABAJADORES: CREAR LA CENTRAL ÚNICA   DEL   PROLETARIADO

 Los hechos, muestran, pues, que en la  lucha contra los planes de hambre, miseria y represión de las clases dominan­tes y el Imperialismo, el proletariado acrecentó su unidad y creó las condiciones para pasar a una etapa superior del proceso unitario, que le permita resolver satisfactoriamente el gran dilema que hoy enfrenta la clase obrera y toda la nación: decidir si el país será libre y soberano o una colonia sometida al imperialismo yanqui.

La creación de una central única de todo el proletariado, es la gran cuestión que está hoy planteada, con inusitada actualidad y urgencia ante todo el movimiento sindical uruguayo, ante lodos loa dirigentes del movimiento obrero. Esto es hoy lo más importante, histórica, decisión, de los trabajadores uruguayos.

El proceso hacia la unidad orgánica, es decir, la constitución de una central única del proletariado, se ha venido desarrollando exitosamente y en grado importante, a través do la unidad de acción por objetivos concretos, sin perjuicio de que cuanto se siga haciendo en ese sentido, facilitará sin duda todo el proceso de la unidad orgánica.

Lo cierto es que desde el punto de vista de los intereses del proletariado, la central única es una necesidad inaplazable; y como lo muestra el nivel de las luchas, es una aspiración hondamente sentida. La unidad do acción ha venido mostrando que las diferencias tácticas, que las diversas formas de encarar las luchas del proletariado, pueden y son superadas en el calor de las luchas. La unidad de acción mostró que se puede encontrar una táctica común, en lo lucho conjunto v coordinada, alentada por el deseo de triunfar sobre los enemigos de la clase obrera.

La unidad de acción mostró que existen similares puntos de vista, entre los diversas fuerzas del proletariado, sobre problemas programáticos esenciales. Algunos documen­tos de mucho valor, como el Manifiesto de las organizaciones patrocinadoras del 1 de Mayo y las declaraciones de los dirigentes de la Federación de la Carne, testimonian que sobre un conjunto da problemas hay evidente cercanía de puntos de vista. Esto facilita la discusión de masas, en las fábricas, en las asambleas de los gremios, a lo largo de todo el movimiento sindical, de la orientación de la central única (es decir, de su programa) de la estructura organizativa (es decir, su estatuto). El programa y el estatuto de la central única, sólo pueden ser el fruto del amplio debate do las grandes masas de la fraternal discusión en las empresas, en todas las organizaciones, que a la par que elevará la conciencia unitaria de las masas, soldará férreamente al proletariado en la central única.

 EL  CONGRESO  DE LA   UGT   SERA UN PASO  DECISIVO HACIA  LA CENTRAL ÚNICA

 Como es natural, ante las organizaciones del proletariado, ante todos los dirigentes del movimiento obrero, se plantea con viva urgencia, la tarea de encontrar los caminos para traducir en realidad la aspiración de las masas, de crear la central única, lo que se verá facilitado por el esfuerzo común para hacer pesar a un primer plano todo cuanto pueda contribuir más rápido a esa unidad.

En tal sentido adquiere una importancia primordial el anuncio de la Convocatoria del Congreso de la Unión General de Trabajadores, la aguerrida central que ha hecho de la unidad del proletariado la base de toda su actuación. El Congreso de la UGT será un valiosísimo paso en el camino hacia la central única del proletariado.

El propio orden del día del Congreso que UGT ha hecho público, adelanta que el mismo será una poderosa y autorizada tribuna de la lucha por la central única del prole­tariado. En efecto, se anuncio que el Congreso de UGT considerará: a) la lucha por lo unidad de la clase obrera para la defensa de sus reivindicaciones y por la independencia nacional y las libertades democráticas; y b) el desarrollo y fortalecimiento orgánico de las urbanizaciones filiales de la UGT y de sus federaciones nacionales.

La simple enunciación de los puntos en debate, precisa que la más importante central obrera hará de su Congreso la arena del debate vivo de las masas para la fijación de los mejores y más rápidos derroteros hacia la central única del proletariado. Cualquiera comprende que la decisión de UGT —ya anunciada en su convocatoria hace unos meses— de invitar fraternalmente a todas las organizaciones sindicales autónomas, de todas las corrientes, a hacerse representar en el Congreso y participar democráticamente en el mismo y de invitar al movimiento obrero internacional permitirá que a través del Congreso, se creen las mejores condiciones para contribuir por todos los caminos, a la creación de la central única.

Cualquiera comprende igualmente que al considerar en el Congreso, como se prevé, el desarrollo y consolidación orgánica de sus propias organizaciones filiales, la UGT impulsará la lucha de los masas, el forta­lecimiento de la organización sindical, la ampliación del movimiento sindical en or­den nacional, en una palabra, los seguros cimientos de una poderosa central única del proletariado uruguayo.

En virtud de su lucha consecuente li­brada en favor de la unidad obrera, UGT hará de su Congreso un aporte vigoroso a la gran tarea de la central única. Todos los trabajadores comprenden, que quien de­sea la unidad, debe desear que se fortalez­can y crezcan las fuerzas que han hecho de la unidad sindical, el norte inconmovi­ble de su lucha.

 UNA   ACERTADA    INICIATIVA   DE   UGT

En tales circunstancias, los trabajadores han acogido entusiastamente el mensaje de la UGT a todas las organizaciones del pro­letariado, hecho público el 4 de junio. In­terpretando los sentimientos de las masas, la Central Obrera propone en ese documen­to, que las diversas organizaciones obreras, de todas las corrientes del movimiento sin­dical, se pongan de acuerdo para la forma­ción de una Comisión de entendimiento o Comité de Enlace, destinado a comenzar a plasmar la creación de la central única, en el calor del desarrollo de las luchas del proletariado uruguayo. No se puede negar que el mensaje de la UGT abre el camino para que se transforme en realidad la aspi­ración obrera a la central única. Este docu­mento marca un punto de viraje en la his­toria del movimiento obrero uruguayo; ex­presa vivamente   que  el  proletariado  pisa los umbrales de su unidad orgánica, toman­do en sus manos la tarea decisiva de los tiempos actuales; soldar la unión de la cla­se obrera.

No debemos creer que esa tarea será muy fácil a pesar de las condiciones indiscuti­bles que se han creado. Seguramente el lle­gar a la unidad orgánica reclamará nuevas acciones unidas de todas las corrientes del movimiento obrero, pero con la perspectiva y la voluntad de lograr la unidad total esos procesos se facilitarán. La unidad de ac­ción, camino ineludible de una unidad sólida, orgánica, de los trabajadores, no se contrapone a la idea de una unidad orgá­nica; a su vez, la idea de la unidad orgá­nica facilita e Impulsa la unidad de acción. La clase obrera uruguaya encuentra con decisión los caminos de su unidad. Nues­tro Partido, partido de la clase obrera, cu­yos militantes actúan en forma destacada en el movimiento sindical, ugetista y autó­nomo, saluda los progresos de la unidad de los trabajadores, cuestión decisiva para el desarrollo democrático y progresivo de nuestro país.

 ESTUDIOS N°2 (Revista teórica del PCU)
(1ª Parte)