Paraninfo de la Universidad de la República Oriental del Uruguay
Homenaje a José Luis Massera
6 de noviembre de 2015
"....Entonces yo, en menor escala al igual que él, yo matemático; al igual que él comunista también yo y al igual que él también preso yo. Entonces uno no puede dejar de tener empatía e identificación hacia un hombre gigante como fue Massera, frente al cual uno, en la pequeñez de su vida encuentra un horizonte, encuentra un destino, encuentra un ícono al cual seguir. ..."
Muy buenas noches a todos y todas. Un saludo muy cariñoso a todas las personas que se hicieron presentes, el día de hoy, viernes, al inicio de un largo fin de semana, cuando la mayor parte de las personas están yendo en búsqueda de la playa y nosotros todavía no, pero ya pronto. Un saludo muy respetuoso, muy cariñoso, al vicepresidente de la República hermana de Uruguay, compañero y hermano Raúl Sendic, hoy presidente en Ejercicio, agradecer a la ministra que nos ha acompañado, a los senadores, a los miembros de la central de trabajadores, a los invitados e invitadas, a los miembros de la dirección del Partido Comunista del Uruguay, al hermano y compañero Jorge, al vicerrector, que nos ha recibido tan amablemente en este hermoso lugar, a profesores y estudiantes.
Tres coincidencias con Massera: matemático, comunista y preso.
En principio, permítanme expresarles que me siento un hombre muy privilegiado por estar aquí en Uruguay. Es la segunda vez que visito Uruguay, la primera fue cuando el presidente Tabaré y el compañero Raúl, asumieron la Presidencia, estuve tres horas. Esta también es una visita de tres horas y hemos quedado con Raúl que el siguiente encuentro va a ser en Bolivia. Está invitado el compañero Raúl para darnos un amplio intercambio de tantas experiencias conjuntas que tenemos. Y es un privilegio en esta Universidad, la Universidad de la República, de larga historia, pero en particular en este lugar, donde seguramente en medio de esta iluminación y estas maderas, aún retumban las palabras del Che Guevara y las de Allende. Las palabras de grandes hombres que han marcado el destino de nuestras luchas, el destino de nuestras pasiones, de nuestros compromisos. También estuvieron acá el presidente de Venezuela, el compañero Chávez y nuestro presidente Evo. Esas voces y sus almas están impregnadas en este lugar, tan hermoso, que constituye patrimonio, no solamente de Uruguay, sino de toda América Latina. Quiero saludar con mucho respeto a la familia del compañero Massera, a la señora, con el cabello, no tan blanco como el mío. Un saludo muy cariñoso, muy respetuoso, a la familia de este hombre que ha contribuido a las luchas del pueblo uruguayo y latinoamericano. Rendir homenaje a Massera es para mí igualmente un privilegio, cuando revisaba la historia, fui encontrando similitudes y experiencias compartidas con un gran hombre. Al igual que él soy también matemático, claro, él era de renombre internacional. Yo conocí los textos de José Luis Massera en México en 1982, donde yo estaba estudiando, y me enteré que en una Universidad de Bolivia, apenas se recuperó la democracia, le dieron un Honoris Causa a Massera que estaba preso. Entonces pregunté por él y me dijeron que era comunista, combatiente, pero además un gran matemático, pero sus textos allá estaban en inglés y entonces me puse a revisar los textos de este gran matemático en inglés. Han pasado más de treinta años de este encuentro con Massera y hoy vengo aquí a homenajearlo. Que uno tenga vida para homenajear a un hombre tan importante es un privilegio de la vida. Matemático con mucha influencia en la formación de jóvenes estudiantes e investigadores en el área de las ecuaciones diferenciales. Pero además de matemático, comunista, un hombre, un científico de convicciones y por sus convicciones preso. Entonces yo, en menor escala al igual que él, yo matemático; al igual que él comunista también yo y al igual que él también preso yo. Entonces uno no puede dejar de tener empatía e identificación hacia un hombre gigante como fue Massera, frente al cual uno, en la pequeñez de su vida encuentra un horizonte, encuentra un destino, encuentra un ícono al cual seguir. Les agradezco a los organizadores que me hayan invitado para cerrar este homenaje a este gran hombre, matemático, comunista, preso.
«Profesores y alumnos»
Permítanme celebrar la presencia de a quienes yo considero mis profesores, mis mentores, hoy aquí frente a ex guerrilleros, frente a comunistas, frente a luchadores, hombres y mujeres que pasaron por la cárcel, no hay nada más terrible para un ser humano que estar en la cárcel, no hay peor experiencia en la vida que estar en la cárcel, y peor para quien está en la cárcel por sus ideas, y peor para quien está en la cárcel torturado, y peor para quien está en la cárcel un año, y peor para quien estuvo 10 años y peor para quien estuvo 10 o 14 años. A todos esos hombres y mujeres que saliendo de 10 de 14 años de cárcel, a sus familiares que lloraron más que quien estaba en la cárcel, y que después de esos tiempos no enfrentan la vida con venganza sino con alegría, no enfrentan el porvenir con resentimiento sino con más lucha y que a pesar de la cárcel y de la tortura, de la muerte de los compañeros, salen con las ideas tan frescas, tan trasparentes, a favor del ser humano y de la revolución. A todos ellos: mi homenaje, hombres y mujeres de verdad que están aquí. Hemos aprendido mucho de ustedes, quizás más de lo que creen, si no fuera por ustedes no había esta generación, si no es sobre la carne torturada, de ustedes, de otros que murieron, en toda América Latina, no hubiéramos llegado donde estamos hoy, con este proceso de expansión de soberanía, de expansión de derechos que se ha dado en el continente. Les debemos a ustedes mucho, son nuestros padres, no en el sentido biológico sino ideológico, en el sentido de las convicciones. A las uruguayas y uruguayos que combatieron en los años 60 y 70, y en los años 80 en la cárcel y renacieron en los años 90 y hoy son gobierno, nuestras felicitaciones, nuestra admiración. Son nuestros profesores, nosotros somos sus alumnos, si hacemos algo malo es nuestra culpa, si hacemos algo bueno es porque hemos aprendido de ustedes.
Dos experiencias sobre la democracia
Hoy voy a reflexionar sobre el tema de la democracia. El proceso democrático en general y de esta oleada de gobiernos progresistas democráticos y revolucionarios que se está dando en el continente. Quisiera partir de dos experiencias personales que me han hecho pensar mucho sobre el contenido de la democracia, sobre a qué llamamos democracia. Mi primera experiencia: yo tenía 12 o 13 años, tiempos de dictadura en Bolivia, estaba el general Banzer, y existían los grandes sindicatos obreros, mineros de Bolivia. En medio de ese escenario de dictadura, de persecución de dirigentes sociales, de cierre de las Universidades, del delito perseguido y penalizado de llevar un libro de Marx o de Gramsci, o portar una bandera tricolor o una wiphala; me llamó la atención una huelga de los mineros. Los mineros de Bolivia en el año 1974 se lanzaban a una huelga general contra la dictadura de Banzer, paralizaron las actividades laborales durante casi una semana e inmediatamente vino una represión total, persecución de los dirigentes, clandestinización de los gremios, despidos en las minas, balacera, algunos muertos, torturados, desaparecidos. Mi angustia era saber qué estaba pasando, qué pedían los mineros. Los mineros que habían sido perseguidos, torturados, encarcelados, sus familias divididas, no estaban pidiendo solamente un incremento salarial, estaban pidiendo el reconocimiento de su sindicato, estaban pidiendo que sus dirigentes, que pensaban distinto al gobierno, pudieran regresar, salir de la cárcel. Y la manera en como lo resumían ellos era: estamos peleando por la democracia. ¿Qué era la democracia para estos mineros baleados y perseguidos? La democracia que ellos reivindicaban era su derecho a poder organizarse. Su derecho a poder expresar sus ideas, a no ser perseguidos por pensar distinto, a tener asociación, pensamiento, sin ser criminalizados. Me llamó mucho la atención esta idea de democracia, no estaban hablando los mineros solamente de que hubiera partidos políticos y elecciones. Los mineros en el año 1974 defendían la democracia como derecho, como derecho a asociación, a pensamiento, a movilización, es decir, como igualdad de condiciones. Un segundo momento de mi experiencia personal, ya en gobierno, fue la que tuve con un niño indígena. El presidente Evo había instalado un bono, un apoyo a las familias para que mantengan a sus niños en los colegios y al finalizar el colegio. El bono Juancito Pínto, un niño que estuvo en la guerra del Chaco y que con su tambor acompañó a los soldados bolivianos a defender nuestra soberanía. Entonces me tocó ir a una zona muy alta, 4.100 metros, norte de Potosí, estaba el niño quechua hablante, no tenía más de 10 años, estaba con su poncho, hacía frío. Hicimos un acto y yo tenía que entregar este bono a cada uno de los niños del pequeño colegio en esta zona rural. Me acerco y le digo. ¿Qué te llamas? Ricardo, me dice. Y yo: Ricardo, ¿qué vas a hacer con este bono que te manda el presidente Evo? Y lo miro, él era un campesino, un indígena, quechua, de una comunidad muy alejada, y seguramente su padre y su madre igualmente campesinos, y su abuelo y su tatarabuelo igualmente campesinos, que trabajaron para el patrón, que trabajaron gratis para los empresarios mineros, cuyo destino, de su abuelo, de su madre y seguramente de él, es ser campesino, ser agricultor, a lo más ser albañil de una construcción, en el mejor de los casos. Indígena quechua discriminado por su propia piel, por su idioma, por su vestimenta, por su apellido, que tenía el destino marcado. Su historia apuntaba a eso. Entonces cuando le pregunto yo, ¿qué vas a hacer con esta platita?, el niño me mira, igualmente a los ojos y me dice: Voy a ahorrar y voy a prepararme para ser como Evo Morales, también presidente. ¿Qué es lo que lleva a un niño, cuyo destino de su padre, de su madre, de sus hermanos, de sus abuelos, era seguir siendo indígena, explotado y marginado, a sentirse que puede ser el primer hombre del país? ¿Qué ha pasado en su cabeza? ¿Qué lo ha lleva a asumirse con esa capacidad de llegar a ser la persona más importante del país? Cuando toda la historia de él es ser considerado el último, el inferior, el que no es capaz, el que no tiene posibilidades. Encontré en esa frase, otra vez, la reivindicación del principio de la igualdad.
«Un proceso permanente de conquista de igualdad»
Entonces, mi reflexión a partir de estas dos experiencias: ¿Qué es la democracia? En las Universidades leemos a Bobbio, leemos a Sartori, y nos dicen la democracia es un método de selección y de elección de gobernantes. Pero está claro que eso no está resumiendo lo que en América Latina, en Bolivia, ha sido la construcción de la democracia. ¿Es la democracia un método de selección de gobernantes? Sí lo es, pero es mucho más que eso. Si nos colocamos desde la perspectiva del movimiento obrero del Siglo XX, lo democrático para ellos es su derecho a sus asociaciones, su derecho al pensamiento, su derecho a participar. Después lo democrático es su derecho a compartir los bienes comunes, a una vida digna, a la igualdad. Su derecho a la igualdad en lo jurídico, luego en lo político, en lo social y luego en lo económico. Si lo ubicamos desde ese joven indígena quechua, ¿qué es lo democrático para él? Su derecho a la igualdad. Ante mí, castellano, blanco, formado en la Universidad, de apellido español, o a cualquier otro. Y él dice: yo tengo el mismo derecho que vos de ser presidente o tengo el mismo derecho a hacer lo que me da la gana, igual que vos. Entonces encontramos que la democracia no es solamente una forma de selección de gobernantes, que desde la perspectiva de lo popular en movimiento, la democracia se presenta como un proceso permanente de conquista de igualdad. En temas electorales el derecho de los que no son propietarios a poder votar, siglo XIX, En el Siglo XX el derecho delos que no son letrados a poder votar. A mediados del Siglo XX el derecho de las mujeres a poder votar. Fines del Siglo XX el derecho de los indígenas a poder ser elegidos y elegir. Si uno revisa la historia del movimiento obrero, del movimiento campesino, del movimiento indígena, tenemos que la historia de la democracia ha sido una permanente lucha por la igualdad. Igualdad al voto, igualdad a los derechos, igualdad de acceso a recursos, igualdad a la capacidad de decisión, de reunirse, de asociarse, de pensar. Frente a la lectura liberal de la democracia como el método de selección de gobernantes de manera regular, se introduce esta manera plebeya de entender lo democrático. La democracia como conquista de igualdad. Desde la igualdad a poder votar hasta la igualdad a poder ser elegido. Desde la igualdad a poder pensar como uno crea conveniente hasta la igualdad a poder participar en la toma de decisiones. Si algo caracteriza a la democracia no es solamente la posibilidad de elegir de manera regular a los gobernantes. Si algo caracteriza a la democracia es la permanente, la continua conquista de la igualdad. Igualdad en derechos jurídicos, en derechos políticos, en derechos culturales, en derechos económicos. Desde el Siglo XIX hasta el Siglo XXI la democracia en nuestro continente ha avanzado, luego retrocedido y luego de nuevo renacido, como un proceso permanente, perpetuo, de conquista de igualdad. La democracia no es solamente poder elegir a los gobernantes. Hay democracia si elegimos a los gobernantes, sí. Hay democracia si mediante la decisión personal participamos en esa toma de decisiones, sí. Pero la democracia es mucho más que eso. La democracia como lo decía el movimiento obrero en el Siglo XX, los movimientos sociales, indígenas y juveniles, a fines del Siglo XX y en el Siglo XXI, es este avance continuo a la conquista de igualdad. Solo hay democracia si hay una ampliación de derechos, solo hay democracia si hay un nuevo avance de igualdad. Y por eso la democracia no puede detenerse solamente en el escenario de un Congreso, bien representado, o en la oportunidad de tener nuestro presidente o vicepresidente, bien elegido. Ha de haber democracia si la gente va ampliando un nuevo derecho. Si puede ser elegido y electo, pero si la mujer amplía su derecho, si el joven amplía su posibilidad de ser reconocido como igual frente a los otros, si el derecho amplia la posibilidad de ser reconocido, de ser elegido y de ser electo, de que su idioma sea reconocido igual que el castellano, que su cultura sea reconocida en igualdad que la cultura mestiza, que su tradición y su historia sea reconocida al igual que la mestiza y criolla, que se ha constituido a lo largo de los últimos 450 años en nuestro continente. Hay democracia en tanto hay estos avances. Si solamente reducimos la democracia al voto estamos ante un tipo de democracia fósil. Elegir cada cinco años a un nuevo gobernante, importante sí, pero insuficiente. Y el ritual se repite cada cinco años. Ha de haber democracia si la gente amplía sus derechos a la igualdad. Ha de haber democracia si la gente amplía su participación. En el tema de una justicia que reconozca a todos la igualdad del acceso a la justicia de manera imparcial. Si todos tenemos el derecho a poder votar, no importa mi apellido, no importa mi región, no importa mi idioma. Se conquista, se consolida, si la democracia se queda ahí, se fosiliza. Hade haber democracia si hay nuevo avance. No es solo la posibilidad de elegir y de ser electo, es la posibilidad de decidir, de decidir hoy, de decidir mañana, de decidir pasado, de decidir en una semana. Ha de haber democracia si tengo la posibilidad de decidir quién será mi presidente, pero también cómo es el presupuesto y dónde habrá que hacer las inversiones y que se hace con los bienes comunes: con el medioambiente, con el agua, con los recursos naturales, con nuestra cultura. Ha de haber democracia si no solamente participo en la decisión en condiciones de igualdad de quien es el gobernante, cómo se administran los bienes comunes, sino también cómo se administra la riqueza de un país. Ha de haber democracia si la posibilidad de decidir, la condición de igualdad, toca la puerta de los juzgados, de la familia, de la educación, de las fábricas, de la empresa. Hay democracia si está en movimiento creciente la ampliación de derechos, la conquista de nuevas igualdades, y la posibilidad de la gente de intervenir en los asuntos comunes. Hay democracia si hay ampliación de lo común. Y el que hayamos conseguido los derechos hoy, que hayamos ampliado la igualdad hoy en algo, no me garantiza que el día de mañana siga habiendo democracia. Si ahí me detengo me fosilizó.
Europa fosilizada, América Latina despertando
Que es un poco lo que está pasando con los países de Europa y del Norte. El movimiento obrero a principios del Siglo XX conquista el Estado de Bienestar, viene su consolidación y luego un proceso de fosilización de la democracia. Esto ha dado lugar a regímenes neoliberales, de austeridad, de pérdida de derechos. Ellos dicen que son países muy democráticos, que tienen más de 100 años de democracia. Claro porque la democracia es para ellos votar cada cinco años. A principios de siglo la democracia era votar cada cinco años, era movilizarse, era conquistar derechos laborales, a la educación, a la salud. Hubo democracia a principios del Siglo XX, hubo un decaimiento y agotamiento de la democracia a fines del Siglo XX. El Siglo XXI encuentra una Europa fosilizada, una Europa que ya no alumbra, una Europa que no es modelo de nada, que no reflexiona nada. Y lo peor: que comienza a repetir historias, que en América Latina ya se vivieron hace 10 años atrás o 20. Hablan de austeridad, de recortes, de privatización. Y América Latina emerge del Siglo XX con un proceso amplio de democratización. Claro que para algunos teóricos, la presencia de la plebe y la igualdad resultan aterradoras. Entonces nos dicen populistas, autoritarios, poco demócratas o demócratas sospechosos. Pero si uno se fija en los hechos, es el continente que en el Siglo XXI asume el liderazgo, de esa concepción de lo democrático como ampliación de derechos, de la igualdad, de la participación. Desde los temas más básicos, reducción de la edad de votar, reducción dela edad para ser electo diputado, presidente y vicepresidente, ampliación de la participación de las mujeres en el parlamento, irrupción de los pueblos indígenas y de los sindicalistas en la representación en el Estado. Pero también democracia en la redistribución de la riqueza, ampliación de derechos económicos. Democracia en la ampliación de los derechos colectivos, en Bolivia los derechos colectivos de los pueblos indígenas. Ampliación de los derechos a decidir sobre los recursos públicos, agua, tierra, empresas públicas, empresas privatizadas, Banco Central. Ampliación en la participación de la decisión de que se hace con la riqueza de un país. En América Latina el Siglo XXI está marcado por una irrupción extraordinaria y multiforme de lo democrático a partir de los principios de ampliación de igualdad y de participación en los distintos espacios de la vida cotidiana, de la vida pública, de la vida social. Solamente hay democracia si hay movimiento. Solo hay democracia si hay ampliación. Solo hay democracia si permanentemente crecen los ámbitos de decisión y participación de la sociedad. Solamente hay democracia si hablamos de la democracia como un hecho absoluto. Si hablamos de la democracia como consolidación de procedimientos y de elección estamos ante la fosilización de la democracia. Esto ha permitido al continente avanzar los últimos diez años.
El despertar democrático en Bolivia
Permítanme reflejarles, como boliviano, lo que para mí ha significado este despertar progresista, revolucionario, democrático fundamentalmente de estos últimos diez años. En el año 1995 yo estaba en la cárcel y veo por la televisión que todos los informativos reportan una larga fila de dos cuadras, de personas vestidas con sombreros de cowboy, con jeans, chalequitos de vaquero, alrededor de la embajada norteamericana. Todos parecen John Wayne a la boliviana. El reportero relata, es el 4 de julio, es la fiesta nacional de EEUU. La embajadora norteamericana ha invitado a la elite política a celebrar en la embajada, pero les ha puesto como condición, que los que van a entrar tienen que vestirse de cowboy. Y entonces veo a toditos los senadores, toditos los diputados, toditos los banqueros y empresarios haciendo el esfuerzo de tener la parada de Clint Eastwood para poder entrar a lo que era entonces el paraíso. El lugar donde las personas se consagraban como legítimas para acceder a un cargo. Si usted quería ser senador en Bolivia en el año 95, 98 o 2000 o 2003, tenía que haber recibido su invitación al 4 de julio. No importa con que payasada había que disfrazarse la cosa era recibir la invitación. Si era dirigente sindical y tenía la invitación de la embajada era apto para ser reconocido. Si era candidato a presidente o a vicepresidente, o proto candidato a diputado, si tenía la invitación de la embajada de EEUU, era seguro que usted en dos o tres años iba a ser diputado o ministro. Quienes no tenían la invitación y no hacían esa fila y no se vestían de cowboy eran los marginados, los outsiders, los que no existen. La vida política en mi país, era así, y no es una burla, una exageración grotesca, es la realidad. En mi país hace diez años la vida política pasaba por la embajada de EEUU. Tan grave era esto que hace 15 años los proyectos de Ley económicos llegaban al Congreso en inglés, y los veíamos a los diputados recordando sus viejas clases en inglés o corriendo a pedir algún asesor para traducir el proyecto de ley. Y no tenían vergüenza de decir que el proyecto de ley había llegado de esa manera. En Bolivia hace 15 años para aterrizar en un aeropuerto boliviano había que llamar a la embajada de EEUU y decir: Mire soy el presidente del Estado y quiero aterrizar en el aeropuerto que queda en la zona tropical, ¿puedo aterrizar? Lo hacían esperar dos o tres horas, mandar los nombres de con cuantos iba a viajar y entonces autorizaban. Eso pasaba con el aeropuerto de Chapare. Cuando llegamos al gobierno, éramos el presidente Evo, campesino, indígena, aimara y yo, un guerrillero, terrorista, matemático: ¿Qué sabíamos de gobernar? Se acercan los asesores económicos: Compañero Evo hay que hacer un viaje al Club de París. ¿Y qué es el Club de París? Es la asociación de todos los acreedores y prestamistas del mundo, países, bancos y ONGs, hay que llevarles un proyecto, para que nos den platita, si no va a estar grave, presidente Evo. Nosotros empezamos en enero, el 22,y en febrero ellos decían hay que ir al Club de París, para ir a pedir limosna, porque si no todo estaba perdido. Esta era la realidad de Bolivia y creo que, más o menos, ha sido la situación de muchos países, muy pequeñitos, muy pobres, en condiciones de sometimiento, y un poder externo, muy poderoso que definía la vida política, empresarial, aumentos de salarios, inversión, al margen del propio país. Había senadores y diputados, pero no definían, las decisiones macro venían de otra fuente de soberanía. En mi país, cuando entramos al gobierno, una embajada europea tenía loteado, apropiado, el Ministerio de Economía. Aparte del salario de los funcionarios, había un plus, que daba, en este caso, la embajada europea 1.Si iba a otro ministerio estaba la embajada europea 2. Si iba a Educación estaban los pluses de otra embajada. Entonces cuando uno quería tomar decisiones, ¿quién las iba a tomar, el gobernante o la embajada que daba los salarios? Esa era la realidad de Bolivia y está claro que no podíamos hablar de soberanía. Está claro que no era ni un gobierno democrático y mucho menos un gobierno soberano. ¿Qué pasó? Pues al estilo Fidel, el presidente Evo mandó a botar a todos esos pluses. No fuimos al Club de París, no recibimos los pluses de las embajadas, y en vez de desesperarnos de cómo íbamos a pagar el salario de fin de año, nacionalizamos el gas, el petróleo y las minas. ¿Y saben qué compañeros? Inmediatamente se nos vinieron toda una serie de prejuicios. «Para qué habrán hecho eso, no va a haber inversión, se va a enojar EEUU. ¿Por qué hacen semejante barbaridad el Banco Mundial va a congelar los créditos». Y fue así. El Banco Mundial y el FMI nos colocaron tres cruces, la embajada de EEUU nos sacó de la Cuenta del Milenio, a pesar de que habíamos cumplido todos los requisitos. Y las empresas francesas, españolas, italianas, canadienses, que eran propietarias delgas, del petróleo y las telecomunicaciones: sabotaje total. El presidente Evo se reúne con el presidente Kirchner y le dice: He nacionalizado y las empresas me están saboteando, están por cerrar las válvulas, me van a bloquear tecnología, cuentas bancarias. Y Kirchner le dice públicamente en el encuentro: Evo, no te preocupes, si te cierran el flujo de dinero, de la tecnología, yo te ayudo y voy a hablar con Lula para que haga lo mismo y te vamos a apoyar. Un año después en medio de este asedio económico, las cuentas económicas en vez de mostrar cifras rojas muestran cifras azules. Como habíamos nacionalizado el gas, el petróleo, las telecomunicaciones y la energía eléctrica inmediatamente comienza a llegar la plata y al finalizar el año había para salarios, para bonos, para renta y para inversiones. Y el bloqueo económico y el sabotaje en vez de traducirse en asfixia se traduce en el inicio de una bonanza económica en Bolivia. Entonces la derecha reacciona y comienza a conspirar. Dicen: no pudimos desestabilizar económicamente porque estos tipos nacionalizaron y en vez de perder ganaron; entonces comienzan la conspiración política. La embajada de EEUU comienza a articular en la llamada Medialuna, que es la zona amazónica, el presidente Evo y yo no podíamos viajar, no podíamos aterrizar en esos departamentos, no gobernábamos en cinco de los nueve departamentos de Bolivia. Toman instituciones, el embajador de EEUU se reúne con los prefectos subversivos, hacen volar ductos, un golpe de Estado, cierran aeropuertos. En el Palacio de Gobierno los ministros comienzan a renunciar, las secretarias llorando en un rincón, el agente de seguridad ya preparando su bolso para irse a su cuartel. Terrible. En ese momento suceden dos cosas extraordinarias. La primera es que el presidente Evo decide expulsar al embajador de EEUU y le dice: señor te vas porque estás conspirando. La segunda es que los hermanos de Uruguay, el presidente Tabaré, el presidente de Argentina Néstor, el presidente de Brasil Lula, la presidenta de Chile, de Perú, de Venezuela, Hugo, de Ecuador, inmediatamente al día siguiente de este golpe de Estado se reúnen para decir: a Bolivia no se toca, a Bolivia se respeta. Lo extraordinario es que no es a una convocatoria de la OEA, como era antes en la época del Che, de la Cuba revolucionaria o de Nicaragua. No es la OEA al mando de EEUU que se reúne para «salvar la democracia». Somos los latinoamericanos que nos autoconvocados sin patrón externo, sin EEUU y deciden: Vamos a salvar a Bolivia. Se expulsa al embajador de EEUU, se reúne UNASUR y se moviliza a la población. Es el año 2008 y de las secretarias llorando en los pasillos y jefes de seguridad corriendo a sus cuarteles para saber quién era el nuevo presidente, estamos aquí vivitos, han pasado siete años. Quiero que comprendan como ha vivido Bolivia este ciclo. Bolivia ha vivido este ciclo latinoamericano de gobiernos progresistas y revolucionarios, con gobiernos que te tienden una mano, que no conspiran, que no te chantajean con la parte tecnológica o la parte financiera. Bolivia ha vivido este ciclo sin necesidad de preguntar a EEUU si está bien o está mal tal ley. Los países hermanos Uruguay, Argentina, Paraguay, Perú, Ecuador, Brasil, Venezuela, han sido un entorno que nos ha protegido. Seguramente como nos ha protegido a nosotros de las influencias externas, cada país ha encontrado un terreno fértil de soberanía, de seguridad, de poder llevar adelante sus conquistas de igualdad, sin tener que estar pidiendo permiso en inglés a una embajada o mendigando un crédito al Banco Mundial o al FMI. Esto, de manera muy gráfica, es lo que para mí es este ciclo progresista.
Continentalización de la democracia y la soberanía
Y las personas que son mayores a nosotros, los que han sido perseguidos y torturados, no me van a negar que América Latina nunca vivió algo así. Que América Latina nunca tuvo la oportunidad de imaginar y empezar a diseñar su destino de manera autodeterminada. Hubo una internacionalización previa a esta, la de las luchas guerrilleras, pero no eran poder, eran resistencia. Vivían en la clandestinidad y actuaban en el medio de la internacionalización de la dictadura y del intervencionismo norteamericano. Lo que ahora está viviendo América Latina es una continentalización de la democracia, de la soberanía, de la autodeterminación de los pueblos. No es que estamos en contra de EEUU, admiramos su cultura, admiramos su ciencia, forman parte del mercado, de la economía, de la tecnología más importante del mundo. Siempre vamos a necesitar de ellos, pero ya no en función de esclavo, de sometido, de vasallo, sino en una relación de igualdad. Entonces con esa idea de que democracia es continua ampliación de la igualdad, de la participación de la gente en los asuntos colectivos; lo que está viviendo América Latina en estos diez años, en algunos países son cinco, es una construcción de una democracia continental. Hay una creación del hecho democrático como continente como interacción de Estados y de pueblos, en el marco de la definición del destino del continente. Y podemos encontrarnos en condiciones respetuosas con EEUU, con Europa, con Canadá, con quien sea, pero son relaciones distintas, es un encuentro de iguales. Tú serás más rico y más numeroso, pero tienes los mismos derechos que yo tengo. Eso lo dice Bolivia, lo dice Ecuador o Paraguay, a EEUU, a Europa, a China, a Rusia. Hay una conquista, profunda, de este derecho a la igualdad y de reconocimiento. Este proceso continental de democratización ha tenido distintas velocidades, unos países han avanzado más y han logrado desmontar procesos neoliberales, otros países han avanzado más lentamente, en función de acuerdos y de correlaciones de fuerzas. Por eso al principio decía: ciclo de gobiernos progresistas y revolucionarios. Cada cual ha ido aprendiendo del otro, ha ido colaborando al otro y cada cual sabe que si hay un problema están sus hermanos de al lado, para resolver sus problemas sin intervención extranjera. Sin UNASUR en Bolivia corríamos el riesgo de una división del país, entre la zona oriental y la occidental. Sin UNASUR y el movimiento popular corríamos el riesgo de la presencia de cascos azules en Bolivia. Y no en dictadura, no hace veinte años, en democracia, en el año 2008.¿Cómo entonces no vamos a valorar lo que sucede en Ecuador, en Perú, en Paraguay, en Uruguay, en Argentina, en Brasil, en Venezuela? Hemos vivido en carne propia lo que es estar protegidos de un entorno de gobiernos democráticos, progresistas o de gobiernos revolucionarios. Es la primera vez que América Latina comienza a definir un destino propio. En los 200 años de emancipación es la primera vez que América Latina, con problemas, con dificultades, está construyendo lo que es una especie de base material de una estructura continental, plurinacional de pueblos y de Estados. Faltan cosas muy importantes. No hemos avanzado en la parte económica. Es lo más difícil. Hacemos acuerdos en lo político, los presidentes se tratan muy bien, se reúnen y los apoyamos, pero cuando hay que hablar de la economía, cada cual todavía se fija en lo suyo. No hemos logrado todavía crear unas redes de integración económica que vayan más allá de los circuitos de mercado, que permitan hablar de una estructura económica que acompañe a la estructura política. En lo político hemos avanzado mucho, en lo económico estamos avanzando muy lento. Es así y hay que asumirlo.
Un tiempo de inflexión
Ahora se avecina un riesgo, un peligro. Cuando uno ve el panorama del continente, no es el mejor momento. Ese ciclo, esa década virtuosa de gobiernos progresistas, hoy no está en su mejor momento. Hay problemas en Brasil, en Argentina, en Venezuela, en Ecuador, en Chile. Algo así como que el tiempo de oro, este ascenso de los gobiernos progresistas, hubiera llegado a un límite. Entonces surgen todo tipo de debates. Se resumirían en el supuesto fin del ciclo progresista y revolucionario. La cosa es ¿qué hacemos?, ¿cómo asumimos esta situación? Primero comprender que este momento es, evidentemente, un momento de inflexión, es un recodo. Un momento de inflexión en que se está redefiniendo el futuro. No es un momento de gran ascenso, es un momento de reflujo. ¿Cuán profundo será el reflujo? ¿Cuán temporal será el reflujo? No hay una fórmula, no hay una hoja de ruta que diga lo que va a pasar en América Latina. Así como lo que está pasando hoy no lo habíamos imaginado. Muchos de nosotros habíamos pensado que nos íbamos a morir antes de poder ver los cambios. Un revolucionario es eso, es aquel que dice que no va a ver el fruto de su lucha, sino que lo va a disfrutar el hijo o el nieto. Nos tocó vivir lo que no habíamos pensado vivir nunca. No había una hoja de ruta para llegar adonde estamos. Había luchas, esfuerzos, pero decir a partir del año 2000 el continente iba a cambiar. Nadie lo había definido así. ¿Qué va a pasar a partir del año 2016? Quien sabe. Pero está claro que el 2016 y 2017 es un tiempo de inflexión. Primera reflexión que yo hago, es un tiempo definitorio, por eso es un tiempo de inflexión. Puede pasar todo, se abre el abanico de posibilidades, de continuación o de retroceso largo. Segundo, darnos cuenta que este momento de inflexión tiene dos fuentes. Una propia y una externa. Una propia son nuestras propias debilidades. Y como revolucionarios tenemos que saber admitir que también cometemos errores, que tomamos decisiones equivocadas en tal o cual asunto. En este tema de política económica se cometió un error, se tomó un mal cálculo. En este otro tema de política social también. En este otro tema de comercio se tomó una decisión peligrosa. Que está política financiera fue una mala decisión. Debemos decir autocríticamente que en lo que está pasando una parte tiene que ver con errores propios. Con decisiones propias.
Y cómo decía Hegel, el reconocer el problema ya es una manera de superarlo.
Si uno reconoce valientemente cual decisión gubernamental fue un error en ese momento ya está, inmediatamente, buscando la solución. Cuando uno es parte del gobierno, del Ejecutivo, no somos solamente hombres o mujeres de reflexión, somos de decisión. Si el Ejecutivo ve que hay un error está obligado a tomar la decisión que corrija ese error, para eso es Poder Ejecutivo no es Poder Contemplativo. Pero también es importante reconocer que esta inflexión histórica de los gobiernos progresistas y revolucionarios de América Latina tiene también condicionantes externas. Estas tienen que ver con un proceso económico mundial que no es fruto de las leyes invisibles de un dios llamado mercado que nadie controla. No, la reducción de los precios de las materias primas: gas, petróleo, minerales y alimentos; es una decisión política. Cuando un gobierno decide producir más de un producto para invadir el mercado, no es la ley del mercado, es la decisión de un Ejecutivo que decide producir más, a riesgo de perder a corto plazo dinero con la decisión de ganar a largo plazo más dinero. ¿Cómo se define el precio del petróleo? ¿Cómo se definen los flujos del mercado? ¿Cómo se define la devaluación o la fortaleza de una moneda? Son decisiones ejecutivas, no son decisiones invisibles tomadas por el Señor, que está preocupado por otras cosas más importantes, que ocuparse de los mercados. Son decisiones políticas. Y son decisiones geopolíticas las que se han puesto en juego los últimos dos años en torno a precios de productos. Y están involucrados, para ser afectados en esas decisiones, Rusia, América Latina y China. América Latina está envuelta en una reconfiguración del poder geopolítico y neoeconómico planetario. Son decisiones políticas las que han llevado a la reducción del precio de algunos productos que afectan a todo el continente, y a Rusia y a China, y a otros países más. Hay en marcha unas estrategias de contrainsurgencia definidas por gobiernos, por empresas y por bolsas de valores. Al igual que en los años 70, de manera más grosera, para hacer caer a Allen-de, se tomaron decisiones desde afuera y desde adentro, para hacer escasear productos alimenticios, para dar dinero al transportista para que no saliera a trabajar, para que no hubiera productos en los mercados. Al igual que esas fueron decisiones claramente planificadas. Nos enteramos 30 años después cuando salen los archivos desclasificados de EEUU, parecían hechos naturales del mercado y habían sido planificados por gobiernos. Lo mismo está pasando ahorita hacia América Latina, Rusia y China, hay unas decisiones políticas, tomadas a alto nivel, que nos están afectando y que nos están estrangulando. Entonces es una sumatoria de vulnerabilidades gestadas internamente con acciones agresivas desde el exterior.
La unidad y el bloque de poder
Me han traído mi vaso, si yo agarro una piedra y lo tiro, el vaso se va a romper. La pregunta es: ¿Por qué se rompió el vaso? ¿Por la piedra? No, el vaso se va a romper porque es rompible y cuando tire la piedra se va a quebrar. Pero si el vaso fuera de acero si le tiro una piedra no se va a romper. Hoy América Latina tiene problemas porque ha generado internamente condiciones de vulnerabilidad por decisiones propias. Y esa vulnerabilidad está siendo gatillada por la piedra que lanzo, que son las decisiones que vienen de mercados externos. La piedra va a romper el vaso, pero porque el vaso era rompible. ¿Cómo hacemos para que cuando llegue la piedra el vaso no sea rompible? Cómo fortalecemos el vaso, eso ya no son decisiones de afuera, son decisiones nuestras. Son nuestros gobiernos, nosotros compañero Raúl y compañeros ministros, los que tenemos que tener, permanentemente esta reflexión de volver invulnerable el vaso. El primer caso es reconocer y analizar bien en que nos equivocamos. Un segundo paso es luchar a toda costa para mantener la unidad del bloque social que fue el constructor de este proceso de democratización continental. Esta alianza de sectores indígenas y campesinos, con sectores obreros, con obreros sindicalizados, con obreros de gran empresa, con profesionales, con estudiantes. Esta alianza que logró después de tanto tiempo de oscurantismo dictatorial y de oscurantismo neoliberal, es una construcción virtuosa de hegemonía y de un bloque social de poder. Cada experiencia latinoamericana ha tenido una forma de construir un bloque de poder, donde los compañeros que venimos de distintas corrientes, de distintos partidos, nos preguntábamos ante todo que teníamos en común antes de qué diferencias teníamos. Porque cuando nos preguntamos que tenemos de diferencia entramos en esa batalla de capilla de la izquierda, tan propia, que hemos vivido durante décadas y que nos gusta mucho a los izquierdistas, pero que nos vuelve impotentes, cuando nos agotamos en esa pelea. ¿Cómo volvemos a resaltar lo que nos une? Este es un momento muy crítico, porque dicen: ah, la izquierda gobernó muy bien con precios altos, ¿quién no?, la cosa es gobernar con precios bajos. Ese es el verdadero reto de la izquierda, si es izquierda y revolucionaria. ¿Qué políticas asumir? ¿Qué decisiones gestionar cuando la bolsa para distribuir es más pequeña? Es más complicado. La presión social es mayor y las decisiones tienen que ser sabias. Y ahí, los que formamos coaliciones en Bolivia, una coalición flexible de movimientos sociales, eso es el MAS, y Evo es su líder y articulador, pero somos una coalición flexible de estructuras sociales, partidarias, comunales. ¿Cómo mantener, en Bolivia, en Uruguay, en Brasil, en Argentina, en Venezuela, en El Salvador, en Ecuador, estas coaliciones? Y aquí me gusta repetir la frase de los jesuitas: en tiempo de peligro cualquier disidencia es traición. Y como buen bolchevique que soy, me gusta esta parte de los jesuitas. Lo cual no significa que no haya crítica y autocrítica, tiene que haber y florecer. Pero que nadie caiga en la ilusión, que es común, de algunos que se consideran extrema izquierda, que creen que hay que enfrentar a la derecha, hay que tumbar a los progresistas y lo que va a venir es: lo verdaderamente revolucionario. Yo he vivido dos experiencias de eso, el año 71, tenía 9 años, el año 84, tenía 22 años, en ambos casos, los que se consideraban verdaderamente izquierdistas, verdaderamente socialistas, verdaderamente comunistas, verdaderamente marxistas, decían: este es un gobierno timorato, J.J. Torres, y el otro, el de la UDP, este es un gobierno reformista, timorato, hay que dejar de lado para que venga la verdadera revolución. ¿Y saben qué vino? En el 71 vino la dictadura y en el 85 vino el neoliberalismo, no vino la revolución, no vino el socialismo. La historia está en esto, no está por fuera de esto, está aquí adentro. Para bien o para mal, la historia de América Latina se va a definir al interior de los gobiernos progresistas y revolucionarios, no por fuera de ellos. Por fuera de ellos lo que hay es el retroceso, lo que hay es el regreso y la restauración neo conservadora, de un neoliberalismo tardío, más feroz, más autoritario y más destructivo que el que vivimos en los años 80 y 90. Pero ¿cómo mantener la cohesión? Debate interno intenso, directo, franco, sin adulaciones, pero en el marco de mantener la unidad. La tercera cosa que sugiero, que reflexiono, en términos de la continuidad de los procesos democráticos de América Latina. Es la importancia de la cuestión económica. Cuando uno está en la oposición lo más importante es la capacidad de movilización y de interpelación política. Cuando uno es gobierno es importante la interpelación y la movilización política, porque sin movilización no tenemos respaldo, pero es tan importante como la movilización la capacidad de gestión. La gente nos va a seguir apoyando o nos va a rechazar por como administremos la economía, por como orientemos la economía. Entonces una cosa es escribir o enfrentarse a un gobierno neoliberal, privatizador, que no ha hecho nada por el país. Y otra cosa es, bueno aquí ya estoy en gestión de gobierno: ¿Qué se hace? ¿Qué se hace con el presupuesto? ¿Qué se hace con la inversión? ¿Qué se hace con los impuestos? ¿Qué se hace con la educación, en concreto, en práctico? Y ahí ya no hay Lenin, ya no hay Mao, ya no hay el Che, ya no hay Gramsci, es tu realidad concreta, tu correlación de fuerzas, tu estructura social, que no la conoció ni Marx, ni Gramsci, ni Lenin, ni el Che. La estás viviendo tú y tienes que colocarte a la altura de Marx, de Gramsci y del Che para seguir potenciando lo popular, para seguir reforzando lo nacional, para seguir potenciando la soberanía. Una recomendación, cada vez que un gobernante progresista y revolucionario tiene que tomar una decisión siempre tiene que preguntarse si favorece o no favorece a su núcleo duro; aquel que no nos va a abandonar nunca, a los más pobres, a los más humildes. Hemos tenido la habilidad los gobiernos progresistas de articular un bloque popular que ha articulado a sectores profesionales y a empresarios, y está bien que lo haga, y que cuando tomemos decisiones pensemos en lo popular, en el empresariado, en el crecimiento de la economía, es importante que tengamos una mirada universal. Porque de eso se trata, somos gobierno porque lo popular ha asumido un liderazgo universal y articula todo el país, sino no estaríamos donde estamos. Pero cuando hay que distribuir los costos, si hay que distribuir los costos, no lo hagamos recaer en los más humildes, hagámoslos recaer en los que tienen más. Con el presidente Evo, nos movemos con ese norte, porque todo es muy rápido, muy complicado, a veces es como un torbellino. Y hay que tomar decisiones, siempre buscamos articular a todo y una medida que beneficie a todos, nacionalizar beneficia a todos, no lo beneficia al italiano, ni al francés, ni al norteamericano, no nos importa, beneficia a todo Bolivia. Pero hay veces que hay que tomar medidas que van a afectar a alguien. Allí nos miramos y yo le digo: Qué hacemos presidente Evo, está complicada la medida. Pero siempre yo recuerdo sus palabras: Ante una medida difícil, complicada, si va a favorecer a este bloque popular, a los que la van a pelear con nosotros, estemos arriba o abajo, de donde venimos, el indígena, el campesino, el pobre y el estudiante, vale la pena. Eso es como nos orientamos nosotros ante la vorágine de las decisiones, nunca perder, nunca pero nunca, perder la base de apoyo de tu núcleo duro, por querer ganar la base de apoyo de los otros, que hay que buscar también irradiar hacia otros sectores. Pero cuando hay que tomar decisiones difíciles que nunca afecten a este núcleo duro, porque al fin y al cabo de ahí venimos y cuando pase esto ahí vamos a volver. Y la cuarta reflexión, es el esfuerzo que tenemos que hacer los revolucionarios, los marxistas, los socialistas, los luchadores sociales, los dirigentes, un proceso continuo de repolitización, de reideologización de la sociedad. Esta es la tarea más grande. Muchos de nosotros venimos de la sociedad civil, de los barrios, de los sindicatos, de abajo, de la lucha. Por las circunstancias de la vida somos eventualmente vicepresidente, ministros, es un recodo en el camino. Pero asumimos responsabilidades de gobierno, se requiere más personal, otra camada de compañeros que vienen de los sectores sociales, luchadores, entran al gobierno; ganamos alcaldías, otra camada; renovamos Parlamento, otra camada. ¿Y qué queda en la sociedad? Nosotros mismos hemos llevado a un proceso de despolitización de los sectores sociales. Y al despolitizar a los sectores, al convertir al activista en funcionario público. Al convertir al dirigente en senador, diputado o ministro, que tiene todo el derecho de serlo, pero al dejar abandonado el sindicato o la comunidad hemos dejado un espacio para que las fuerzas conservadoras vuelvan a comenzar a apoderarse de esos sectores. Este es un problema grave, porque hay democracia si hay politización social, hay ampliación de derechos si hay politización social, hay gobiernos progresistas porque hay politización social. Y nosotros mismos somos los productores de una mejora de lo popular que asciende a la clase media, pero si asciende a la clase media con los valores de la antigua clase media, consumista, y no con los valores del campesino, del obrero, de la comunidad, de la lucha, nosotros estamos creando a un sector conservador, fruto de nuestro éxito económico. Entonces toda medida económica que favorece a lo popular, que mejora su condición de vida, su salario, su educación, sus oportunidades, tiene que venir acompañado de un proceso de narrativa política. De politización, de un sentido de lo político, lo comunitario, lo social, lo socialista, lo comunista. No se trata solamente de ayudar en lo social, sin narrativa, sin norte ideológico, sin explicación y direccionalidad ideológica y política. Si hacemos eso es un gran error, porque esa gente, que ha salido de la pobreza por políticas de los gobiernos, va a votar por otros gobiernos. Y lo que queremos es que esa gente que mejoró su condición de vida, que tiene mejor salario, mejor alimentación, que puede tener un pequeño ahorrito, que puede comprarse su casita, lo entienda como un avance de lo comunitario, de lo colectivo. Es decir una narrativa política, no una narrativa despolitizada que va a ser llenada por el discurso de la derecha: competencia, individualismo. Eso socava las bases del proceso revolucionario. Es importante realizar continuos procesos de repolitización de lo social. Los cursos que hacíamos antes, los viejos combatientes. Formar cursos, seminarios, grupos de lectura, células. Yo ando con mis 54 tomos de las Obras Completas de Lenin y voy a las comunidades y a las universidades. Debo ser el único vicepresidente del mundo que anda con sus 54 tomos de las Obras de Lenin. Y voy y digo: lea esto, lea esto otro. Y voy por ahí dando fotocopias. No es muy común ahora ver a Lenin, pero yo lo uso, lo uso como texto de cabecera, muy orgulloso. Pero insisto, que la política social tenga un contenido político, que el avance social tenga una narrativa ideológica y política. Nuestros gobiernos están haciendo grandes avances, estamos sacando mucha gente de la pobreza, pero si sacamos la gente de la pobreza sin nuevos principios éticos y morales, éticos y lógicos, distintos a los de la antigua clase media, vamos a perder. Tiene que ser una nueva clase media politizada, una clase media que asume con orgullo su nueva condición sin perder de vista el lado ético, el lado asociativo, el lado comunitario, de este esfuerzo nacional. Por último, no hemos de poder avanzar en este momento difícil si no acentuamos los procesos de integración continental, Si no compartimos, que le está pasando al Uruguay, esto le está pasando a Bolivia, y lo contamos con sinceridad, estos son nuestros problemas. ¿En qué me puedes ayudar? ¿Qué me recomiendas? ¿Y yo qué te recomiendo? Y lo mismo decirle a la compañera Dilma, al compañero Correa, al compañero Maduro. Intercambio de presidentes, de vicepresidentes, de ministros, de dirigentes sociales, de académicos, de activistas. Necesitamos un debate interno continental, para asumir, de manera franca los riesgos de este momento de inflexión. No podemos asumir individualmente esta inflexión, va a ser terrible. Una derrota continental va a hacer retroceder al continente 20 años atrás. En términos de derechos, de igualdad, de oportunidades, de construcción de lo colectivo, de ampliación de los bienes comunes. Se está definiendo el destino del continente en estos dos años, es muy complicado, no está fácil, no hay una hoja de ruta, lo que tiene que haber es la voluntad, la voluntad de superarnos, la voluntad de entender lo que pasa y buscar la solución. La solución, mis compañeros, no es la recesión, no es la mayor concentración de poder. La solución es mayor democracia, mayor participación, mayor distribución, mayor ampliación de los bienes comunes. Habremos de defender la democracia no paralizándonos. Hemos de defender lo democrático de lo nacional, de lo continental, produciendo más democracia, mejor democracia. Muchas gracias.