La “ayuda” norteamericana y la soberanía de Cuba
Pedro Campos
Aceptar la ayuda del gobierno de EE.UU. en condiciones de bloqueo sería como darle la mano para que te saque del agua al que te está tratando de ahogar.
Pedro Campos | Para Kaos en la Red | 15-9-2008 | 755 lecturas | 70 comentarios

El gobierno norteamericano ha “ofrecido ayuda humanitaria” a Cuba con motivo de los recientes huracanes y el gobierno cubano la ha rechazado. Analistas, políticos, periodistas y muchos otros mortales discuten el tema y valoran de distinta forma el “ofrecimiento” y el rechazo. Cualquier análisis por imparcial que trate de ser, debe partir de la realidad objetiva en que se encuentra Cuba en estos momentos y del carácter concreto de las relaciones entre ambos países.

Para nada es cuestionable que Cuba precisa ahora de la ayuda internacional, pero tampoco, y en nuestra delicada situación actual nunca menos que antes, se puede obviar que se trata de un país asediado y bloqueado por casi cinco décadas por la más grande potencia imperialista de todos los tiempos que ha provocado pérdidas realmente incalculables para el economía cubana, mucho más allá de los 80 mil millones de dólares declarados y cuya labor de agresión y sabotaje ha dejado una estela de muertes, dolores y sufrimientos al pueblo cubano que nunca podrían ser cuantificados en dinero.

¿Cómo pedir al gobierno de Cuba que acepte la “ayuda humanitaria” del gobierno que impide una relación económica y comercial sana, que retiene sus cuentas bancarias, que persigue -más que a los terroristas de Bin Laden- a cuanta empresa o comerciante contacta con Cuba, que organiza un sistemático robo de cerebros y músculos cubanos a costa de la difícil situación económica del pueblo, que promueve y financia las campañas internacionalesen su contra, que apoya y costeala subversión contra el socialismo que tratamos de construir?

Sería como darle la mano para que te saque del agua al que te está tratando de ahogar. Detrás de esa “ayuda” vendríael empujón para el fondo. De ninguna manera se puede aceptar la ayuda del enemigo histórico bajo condiciones de bloqueo: “vendrían de nuevo al rescate del pueblo cubano los salvadores norteamericanos”. No, nunca más. Ya se les permitió en 1898 “ayudarnos” y todavía estamos pagando las consecuencias.

Y no es solo, ni es lo más importante, como algunos dicen, que la ayuda sea condicionada al envío de una comisión evaluadora de los daños. Si entre Cuba y EE.UU. existieran relaciones normales como las tenemos con cualquier otro país capitalista, el problema de la comisión podría valorarse de otra manera. Chávez envió una, para valorar la ayuda que Cuba necesita y a nadie aquí se le ocurrió rechazarla, pues fue enviada por un hermano país sinceramente interesado en ayudar.
Algunos cubanos dentro y fuera de la Isla, dicen que el gobierno de Cuba debería tener en cuenta la situación actual que atraviesa el pueblo, echar a un lado la política y aceptar la ayuda del gobierno norteamericano. Ciertamente es muy doloroso el panorama desolador de muchos pueblos abatidos por los ciclones y el sufrimiento de muchos compatriotas y son momentos de priorizar la situación de los más desvalidos, pero eso no puede hacerse a costa de poner en riesgo el futuro completo de la patria.

Me explico: de aceptar, en las condiciones actuales de bloqueo, el ofrecimiento norteamericano, el gobierno de Cuba estaría consintiendo –de facto- el propio bloqueo y asumiendo que es posible al gobierno de EE.UU. “ayudar” al pueblo de Cuba sin levantar el asedio, lo que implicaría desconocer el estado de las relaciones entre ambos países y brindar la posibilidad a ese gobierno de pasar por encima del cubano, desconocerlo, o lo que es lo mismo: permitir al gobierno de EE.UU. actuar en nuestro territorio al margen del nuestro, violar su soberanía. Es un problema de soberanía, y la soberanía está primero. Es preferible mil veces pasar hambre y dormir al sereno que aceptar la violación de nuestra soberanía. ¿Acaso no hemos peleado siglo y medio por ella, muchas veces en perores condiciones?

Frente a las políticas anti cubanas del gobierno imperialista de EE.UU. no puede haber la más mínima concesión, otras veces se ha señalado. Que tenemos que arreglar la casa dentro es asunto distinto y nuestro. Los cubanos saldremos adelante, primero por nosotros mismos, a través de nuestro propio esfuerzo, optimizando el uso de los recursos, mejorando nuestra organización productiva y política y haciendo los cambios necesarios, pero para más socialismo; con la ayuda internacional desinteresada sí, pero nunca debemos aceptar la más mínima mejoría en nuestras condiciones de vida proviniendo por dádiva del Imperio que de alguna manera o­nerosa querrá cobrar. Si mejoramos por eso antes que por las transformaciones socioeconómicas que hagamos nosotros mismos, estaríamos comprometiendo el socialismo y el futuro mismo de nuestra patria, pues como escribió una vez nuestra inolvidable Celia Hart: Cuba es socialista o no es.

Los politiqueros de Washington y la extrema derecha miamense, están tratando de utilizar el tema de la ayuda para estimular el descontento del pueblo cubano con el gobierno. Con ese propósito sus noticieros dirigidos hacia Cuba están tratando de hiperbolizar el desastre y minimizar las posibilidades de ayudar a los damnificados. El pueblo cubano todo, incluidos muchos que residen fuera, tiene suficiente nivel para entender el problema de fondo que yace en el antagonismo “ayuda/soberanía”. Todos debemos rechazar la maniobra imperialista. Podremos los revolucionarios cubanos tener diferencias en cuanto a cómo avanzar, pero frente al imperio, no tenga nadie la menor duda, siempre habrá una muralla compacta infranqueable.

EE.UU. debe entender que en esas condiciones no es posible la aceptación de la ayuda. Si el gobierno de EE.UU. está sinceramente interesado en que su ofrecimiento sea aceptado, debe levantar las restricciones del bloqueo y permitir relaciones normales entre nuestros países. Una vez concretado esto, se crearían otras condiciones que podrían posibilitar al gobierno de Cuba aceptar la ayuda humanitaria y, quizás, tampoco habría dificultades en que una comisión evaluadora viniera a estudiar en el terreno la forma en que mejor pudiera concretarse tal ayuda, sería algo hasta con cierta lógica. Aunque realmente en estas condiciones no hace falta ninguna comisión para saber lo que se necesita. Varios países han enviado ayuda importante, sin preguntar si quiera qué enviar.

En una demostración de flexibilidad política, conciente de que el levantamiento total del bloqueo presenta muchas dificultades para el gobierno norteamericano, el gobierno cubano, reiterando que no puede recibir “ayuda” de otro que nos asedia, ha solicitado a Washington que suspenda por seis meses las restricciones a la venta de materiales y equipos necesarios para la recuperación.

En cuanto a la canalización de la ayuda al pueblo, todo el mundo sabe que está siendo distribuida por las Fuerzas Armadas que está entregando hasta sus reservas a los damnificados y si alguna institución en Cuba es hoy querida y respetada por todos, es precisamente las FAR. En condiciones de relaciones normales, EE.UU. no estaría cuestionándose la canalización.

La ayuda del pueblo norteamericano, la de organizaciones humanitarias no gubernamentales y la de los cubanos residentes en EE.UU. nunca han sido rechazadas, pero el gobierno norteamericano parece estarla obstaculizando.

Algunos dirán que Cuba no acepta el ofrecimiento de ayuda en respuesta al rechazo norteamericano a la oferta de asistencia médica cuando el Katrina. Son muy distintas las condicionantes: Cuba no bloquea a EE.UU., no impide el normal desarrollo de las relaciones entre ambos países, no encarcela norteamericanos que luchan contra el terrorismo, no ha agredido nunca el territorio de EE.UU… ni otros muchos etc.

El gobierno norteamericano no aceptó la ayuda del cubano por soberbia. El gobierno de Cuba no acepta la ayuda del de EE.UU. por dignidad y soberanía.

La Habana, 15 de septiembre de 2008
Pedro Campos en Kaos en la Red