Durante la interpelación del Ministro de Defensa, por el robo de municiones en Durazno. Uruguay
27/07/2015
SEÑOR ESTEVES (Daniel).- Señor presidente: antes de referirme directamente al tema, voy a hacer una aclaración que considero pertinente.
Como Izquierda en Marcha, grupo frenteamplista al que pertenezco, y como diputado suplente del compañero Luis Puig, quiero aclarar que no nos gusta esconder posiciones, callar ni votar con los pies. Por el contrario, siempre nos vemos obligados a precisar nuestro voto para no faltar al compromiso que asumimos ante los miles de compañeros que nos respaldaron con su voto. En el acierto o en el error somos gente que actúa como piensa y de seguro ‑que nadie lo dude‑ siempre seremos leales a nuestras convicciones. Los integrantes de Izquierda en Marcha y del PVP no tienen manos de yeso; somos profundamente respetuosos de la disciplina de nuestro Frente Amplio y estamos orgullosos de pertenecer a él.
Voy a ser concreto en lo que quiero decir. En el mes de diciembre o en enero ‑no recuerdo bien‑ el compañero Luis Puig no votó la permanencia de las tropas en Haití. Este hecho molestó a nuestros compañeros de bancada y generó una gran incomprensión, pero que si hoy se volviese a repetir esa situación, actuaríamos de la misma manera porque desde Izquierda en Marcha y el PVP hacemos de la lucha antiimperialista una cuestión de principios.
Dicho esto, pasamos al asunto en discusión. Compartimos las preocupaciones aquí manifestadas por los señores diputados. Este es un tema grave y no es menor. Lamentablemente, la ciudadanía de nuestro país se ha acostumbrado a presenciar reiterados hechos delictivos en relación con las Fuerzas Armadas: desde aquel recordado suceso que motivó la interpelación a Brezzo hasta los recientes episodios del buque ROU Valiente y los robos en la Armada, en los que participaron y fueron condenadas principales figuras de ese cuerpo. Ahora, según los elementos de que disponemos, parecería que le llegó el turno a la aviación. Es preocupante.
Acá se ha aludido a si nuestra intencionalidad como Frente Amplio era matar al cartero. Nunca creí que eso fuera conveniente porque uno puede matar al cartero, velarlo y enterrarlo pero, le guste o no, va a tener que enfrentar las malas noticias que le trajo. Entonces, la discusión no es si matamos o no al cartero. El asunto es la conducta que debe asumir una persona responsable cuando está frente a un hecho delictivo. En este caso, en lo personal creo que lo más acertado hubiera sido denunciar ante las autoridades del Ministerio de Defensa Nacional y no recurrir a las páginas del pasquín de la dictadura. Y repito: pasquín de la dictadura. Aclaro al señor diputado Gandini que este no es un agravio, sino una constatación de una realidad de la historia de nuestro país. Me refiero a un pasquín que estuvo al servicio de los peores servicios que se realizaron a la dictadura.
Nuestras Fuerzas Armadas deberían ser respetadas y apreciadas por nuestro pueblo pero, lamentablemente, todos sabemos que no es así. Las violaciones a los derechos humanos y su papel en la dictadura cívico militar de 1973 marcaron y dejaron heridas abiertas que sangran y apartan a esa institución del sentimiento popular. La falta de colaboración o el encubrimiento de los delitos realizados por algunos de sus miembros imposibilita un reencuentro con la honra y con la estima que desearíamos que esta institución tuviese en el pueblo uruguayo.
Compartimos con el señor diputado Trobo que la corrupción es un cáncer, y que se debe extirparlo antes de que produzca múltiples metástasis. Este robo es un hecho por demás desgraciado, pero no creemos que el ministro de Defensa Nacional ni las autoridades de su Cartera se hayan apartado de sus deberes. Consideramos que lo correcto sería esperar los resultados de las tres investigaciones en curso para expedirnos con todos los elementos y las informaciones necesarias, sin prejuzgar ni realizar aventuradas conjeturas.
Estos episodios reiterados de robos en las Fuerzas Armadas no pueden repetirse. Debemos repensar juntos las medidas adecuadas ‑legislativas, si es necesario‑ para reprimir con toda la fuerza estos hechos tan lamentables e impedir su repetición.
Aquí se ha hablado de lealtades y deslealtades, y resulta claro que el ministro Fernández Huidobro no goza de la lealtad de los corruptos, concretamente, de la lealtad de los corruptos que robaron las balas en Durazno. ¡Chocolate por la noticia!
Creo que el ministro decía bien que el tema más preocupante que debemos considerar en este ámbito es, precisamente, la deslealtad de importantes oficiales de nuestras Fuerzas Armadas. Los mandos militares deben ser leales no solo al ministro y al presidente, sino al sistema democrático y deben ser respetuosos con los derechos humanos. ¡Cuán preocupados estamos por eso! Necesitamos reestructurar a nuestras Fuerzas Armadas conforme a esa tradición.
Esa es la discusión que nos debemos y que desde Izquierda en Marcha y el PVP nos comprometemos a impulsar.
Me hubiera gustado que el diputado interpelante hubiese tenido la misma sensibilidad que mostró a la prensa por este tema cuando se plantearon otras temáticas que involucraron a nuestras Fuerzas Armadas, su conducta, su papel y su apego al respeto de los derechos humanos.
Nos preocupa el rol de nuestras Fuerzas Armadas y creemos que el origen de lo que estamos discutiendo hoy, específicamente los hechos delictivos que estamos analizando, se remonta a décadas atrás, a los viajes en los que mandábamos mandos militares a West Point, donde se formaban en una doctrina de la seguridad nacional impulsada por el Gobierno de los Estados Unidos, sobre la que se edificó el Plan Cóndor y se sembró de terror, saqueo, destrucción y muerte a todo el continente. Nuestro continente debe ser zona de paz. Debemos procurar que se levanten todas las bases militares extranjeras de América y archivar en el olvido los convenios militares, como es el caso del TIAR.
La oposición nos pide el voto para voltear al ministro; por lo menos, yo me dí por aludido. El señor ministro sabe que hemos sido críticos con algunas expresiones que tuvo en los últimos tiempos, pero si algo tenemos claro es que jamás contaríamos con un solo diputado opositor para defender la lucha por la verdad y la justicia; por lo menos, no dieron ningún paso en esta dirección hasta ahora.
(¡No apoyado!)
——Conforme a lo expresado seremos muy claros: no vamos a prestar nuestro voto para censurar al ministro. No nos prestaremos para una maniobra con fines políticos. Creemos que lo más conveniente es esperar el resultado de las investigaciones en curso para analizar si en el futuro será necesario implementar nuevas instancias de este Cuerpo.
Compartimos la preocupación de los diputados. Es necesario, imprescindible desterrar a los corruptos y la mejor forma sería que aflorara entre los uniformados y entre los no uniformados una conducta de respeto y entendimiento basada en la justicia y en el pleno respeto de los derechos humanos.
Aspiramos a construir una sociedad de iguales, en la que los ciudadanos tengamos los mismos derechos y solo nos diferencien nuestras aptitudes y virtudes. Una sociedad de iguales exige ser duros e inflexibles con quienes infringen la ley; exige combatir la corrupción sin atenuante alguno. Una sociedad de iguales no reconoce ciudadanos de primera y de segunda sino que, por el contrario, exige que todos seamos iguales ante la ley. Una sociedad de iguales no prejuzga sino que deja actuar primero a la justicia.
Finalizamos nuestra exposición manifestando nuestra confianza en el futuro y en el hombre. Tenemos la certeza de que más temprano que tarde ‑como dijo un gran hombre allende la cordillera‑ se abrirán las grandes alamedas para ver pasar el hombre nuevo: un ser sensible, honrado, trabajador y solidario. Para construir esa sociedad necesitamos otras Fuerzas Armadas, enteramente leales, con espíritu democrático y respetuoso de los derechos humanos. Necesitamos unas Fuerzas Armadas como en los tiempos de Artigas, un pueblo en armas, parte indisoluble de nuestro pueblo.
Era cuanto quería manifestar.
Gracias.