Frente Amplio Declaración constitutiva
El Movimiento por el Gobierno del Pueblo, lista 99; el Partido Demócrata
Cristiano; el Movimiento Blanco Popular y Progresista; el Frente Izquierda de
Liberación ; el Partido Comunista; el Partido Socialista; el Partido Socialista
(Movimiento Socialista); el Movimiento Herrerista, lista 58; los Grupos de
Acción Unificadora; el Partido Obrero Revolucionario (Trostkista); el Movimiento
Revolucionario Oriental y el Comité Ejecutivo Provisorio de los ciudadanos que
formularon el llamamiento del 7 de octubre próximo pasado, reunidos a invitación
del Frente del Pueblo, hemos convenido en formular la siguiente declaración
política que constituye el primer documento del Frente Amplio.
El gobierno de la oligarquía
La profunda crisis estructural que el país padece desde hace décadas, su
dependencia del extranjero y el predominio de una oligarquía en directa
connivencia con el imperialismo, han ido creando, por un lado, hondas tensiones
sociales y por otro, un clima de preocupación colectiva sobre el destino mismo
de la nacionalidad oriental. Cuando el deterioro económico desembocó en un
proceso inflacionario paralizante de toda posibilidad de desarrollo, la
oligarquía encontró, en el gobierno actual, un coherente intérprete político de
su propia respuesta ante la crisis. Ambos pretendieron establecer un orden
basado en el despotismo; atropellaron las libertades públicas y sindicales;
agredieron física y materialmente a la Universidad y a la enseñanza media;
empobrecieron a los trabajadores al congelar realmente los salarios y
nominalmente los precios; redujeron la capacidad adquisitiva de los ingresos de
funcionarios y empleados, jubilados y pensionistas y vastos sectores de capas
medias; asfixiaron a modestos y medianos industriales comerciantes y productores
rurales ; paralizaron las fuerzas productivas y desalentaron el trabajo;
desmantelaron resortes vitales de la economía nacional como los bancos
oficiales, el Frigorífico Nacional, los entes energéticos y los servicios de
transporte. Enajenaron progresivamente -por la sumisión a las recetas del Fondo
Monetario, por el endeudamiento externo, por la contratación de empréstitos
lesivos, por la complicidad en la evasión criminal de divisas- la soberanía del
país.
Todo ello para mantener intactos los privilegios de una minoría apátrida y
parasitaria en alianza con las fuerzas regresivas del poder imperial. La
República camina hacia la ignominiosa condición de una colonia de los Estados
Unidos.
La resistencia popular
El pueblo lúcido, su clase trabajadora y su juventud estudiantil, los
creadores y difusores de la cultura, los partidos políticos progresistas,
enfrentaron esa conducta antinacional y antipopular defendiendo la existencia de
la nación; por hacerlo, sufrieron vejaciones, privaciones de libertad,
destituciones, confiscaciones, proscripciones, torturas y crímenes,
cercenamiento de derechos y clausura de órganos de expresión, toda una gama de
atropellos que parecían relegados a la oscura peripecia de pasados tiempos.
Sangre juvenil y obrera regó las calles, porque la voluntad libertaria del
pueblo uruguayo, su dignidad y decoro y la creciente comprensión de las causas
profundas de este desorbitado ejercicio del poder, exigía una respuesta que no
se amilanó ante la saña represiva y fue forjando, en la dura experiencia de la
lucha, las bases de la unidad popular.
Una polarización inevitable
La coyuntura histórica conducía a una polarización entre el pueblo y la
oligarquía que se hubiera cumplido de cualquier modo, ya que los trabajadores,
los estudiantes y todos los sectores progresistas resistieron las imposiciones
antinacionales. Pero la regresividad y violencia de la política gubernamental,
sin precedentes, en el correr del siglo, ofició como un acelerador en el proceso
de enfrentamiento, en la conciencia colectiva de cambios urgentes y profundos,
en la necesidad de instrumentar un aparato político capaz de aglutinar las
fuerzas populares auténticamente nacionales para agotar las vías democráticas a
fin de que el pueblo, mediante su lucha y su movilización, realizara las grandes
transformaciones por las que el país entero clama.
La unidad política de las corrientes progresistas que culmina con la
formación del Frente Amplio -cerrando un ciclo en la historia del país y
abriendo, simultáneamente, otro de esperanza y fe en el futuro, se gestó en la
lucha del pueblo contra la filosofía fascistizante de la fuerza. Y esa unión,
por su esencia y por su origen, por tener al pueblo como protagonista, ha
permitido agrupar fraternalmente a colorados y blancos, a demócratas cristianos
y marxistas, a hombres y mujeres de ideologías, concepciones religiosas y
filosofías diferentes, a trabajadores, estudiantes, docentes, sacerdotes y
pastores, pequeños y medianos productores, industriales y comerciantes, civiles
y militares, intelectuales y artistas, en una palabra, a todos los
representantes del trabajo y de la cultura, a los legítimos voceros de la
entraña misma de la nacionalidad. Porque es un movimiento profundo que enraíza
con las puras tradiciones del país, que recoge y venera las construcciones que
vienen del fondo de la historia, y tiene, simultáneamente claros objetivos para
alcanzar un porvenir venturoso, siente que su vertiente más honda lo enlaza con
la esclarecida, insobornable y combatiente gesta del artiguismo.
Las bases programáticas de la unidad
En esta dramática circunstancia, conscientes de nuestra responsabilidad y
convencidos de que ninguna fuerza política aislada sería capaz de abrir una
alternativa cierta de poder al pueblo organizado, hemos entendido que constituye
un imperativo de la hora, concertar nuestros esfuerzos, mediante un acuerdo
político, para establecer un programa destinado a superar la crisis estructural,
a restituir al país su destino de nación independiente y a reintegrar al pueblo
el pleno ejercicio de sus libertades y de sus derechos individuales, políticos y
sindicales. Un programa de contenido democrático y antiimperialista que
establezca el control y la dirección planificada y nacionalizada de los puntos
claves del sistema económico para sacar al país de su estancamiento,
redistribuir de modo equitativo el ingreso, aniquilar el predominio de la
oligarquía de intermediarios, banqueros y latifundistas y realizar una política
de efectiva libertad y bienestar, basada en el esfuerzo productivo de todos los
habitantes de la República.Expresamos nuestro hondo convencimiento de que la construcción de una
sociedad justa, con sentido nacional y progresista, liberada de la tutela
imperial es imposible en los esquemas de un régimen dominado por el gran
capital. La ruptura con este sistema es una condición ineludible de un proceso
de cambio de sus caducas estructuras y de conquista de la efectiva independencia
de la nación. Ello exigirá, a su tiempo, la modificación del ordenamiento
jurídico-institucional, a efectos de facilitar las imprescindibles
transformaciones que procura.
Concebimos este esfuerzo nacional como parte de la lucha por la liberación y
desarrollo de los pueblos del Tercer Mundo en general, de la cual somos
solidarios, y en particular, de la que tiene por escenario a nuestra América
Latina, en donde, como hace más de un siglo y medio, la insurgencia de sus
pueblos, habrá de desembocar en la conquista de la segunda y definitiva
emancipación.
Declaración y llamamiento
Por los fundamentos expuestos, hemos resuelto :1° ) Constituir un frente político unitario -Frente Amplio-, mediante la
conjunción de las fuerzas políticas y de la ciudadanía independiente que firman
este documento, para plantear la lucha de inmediato, en todos los campos, tanto
en la oposición a la actual tiranía o a quienes pretendan continuarla, como en
el gobierno. Este Frente Amplio está abierto a la incorporación de otras fuerzas
políticas que alienten su misma concepción nacional progresista y democrática
avanzada.2° ) Contraer en este mismo acto, el formal compromiso de establecer un
programa común, ceñirnos a él en la lucha fraternal y solidaria colaboración,
así como actuar coordinadamente en todos los campos de la acción política, sobre
la base de que atribuimos al pueblo, organizado democráticamente, el papel
protagónico en el proceso histórico.3°) Establecer que esta coalición de fuerzas -que no es una fusión y donde
cada uno de sus partícipes mantiene su identidad-, ha de estar dotada de una
organización con núcleos de base y autoridades comunes, mandato imperativo y
demás mecanismos de disciplina que aseguren el cumplimiento efectivo de los
compromisos postulados convenidos.4°) Declarar que el objetivo fundamental del Frente Amplio es la acción
política permanente y no la contienda electoral ; al mismo tiempo afrontará
unido las instancias comiciales, con soluciones honestas y claras que restituyan
a la ciudadanía la disposición de su destino, evitando la actual falsificación
de su voluntad.
En función de estos principio y objetivos convocamos al pueblo a incorporarse
al Frente amplio y a participar activamente en la lucha y en los trabajos que
emprendemos.
Montevideo, febrero 5 de 1971.